Mona Hatoum y los otros modos de existencia de los objetos.

por Aida Maltrana.

Para adentrarnos en la producción artística de Mona Hatoum (1952) habría que entender además de su postura política, una formación que ella misma ha definido como “ecléctica” o “híbrida”. De familia palestina, nacida en Líbano, no imaginó que al salir de su país en 1975, una guerra civil la empujaría a vivir en el exilio durante varios años; tiempo para residir en Londres donde continuó con sus estudios en la Slade School of Art. Si bien recibió una educación más occidentalizada, y  actualmente, viviendo entre aquella ciudad y Berlín, Mona reconoce que sus raíces están en Beirut, una ciudad cosmopolita que vivió un desarrollo cultural importante anterior a la crisis de aquella década. Es así que cuando la artista arribó a la isla británica, ya estaba influenciada por un contexto multicultural y que ella atribuye a “la condición poscolonial de la región árabe y el Norte de África”[1].

Para su obra, estos flujos de intercambio han sido fundamentales, pero su lectura no se limita a su situación geopolítica; al menos para Mona, sus aproximaciones estéticas tienen “las bases del lenguaje formal del arte”, y un enfoque multidisciplinar. Es en las corrientes artísticas como el minimalismo y el surrealismo que la artista ha visualizado la compleja trama cuerpo-psique-palabra-espacio que tiene lugar en su obra, pero también, en distintos conversatorios que se pueden hallar en las redes sociales, Mona Hatoum ha expresado sentirse influenciada por la artista alemana Eva Hesse (1936-1970), y por lecturas de Michel Foucault. Uno de sus trabajos tempranos formó parte de la acción “Roadworks” (1985) organizada con otros artistas que propusieron desplazarse del centro y llamar la atención a públicos que no eran los que comúnmente asistían a los recintos “hegemónicos” del arte. Intervinieron las calles de un barrio de población negra llamado Brixton, ubicado en los márgenes de la ciudad de Londres; una performance política en la que Hatoum camina descalza, arrastrando detrás de ella unas botas de policía grandes y pesadas atadas a sus pies.

 Performance Still 1985-95.Tate ©Mona Hatoum.

Además de la performance como disciplina artística, ha creado instalaciones, algunas veces apoyadas con video y otras, con objetos agrupados en series, con las que pretende comprometer al espectador, tanto física como visualmente, en el espacio. En palabras de la misma creadora y como una constante a lo largo de su reconocida trayectoria, es importante “envolver al espectador” y “crear sensaciones de inestabilidad y amenaza”  para sensibilizarlo acerca de las contradicciones y los conflictos que existen en el mundo y de que “la tierra que se pisa nunca es estable, ni segura”. Más cercana al arte conceptual o procesual, Hatoum ha trabajado con materiales industriales para dar forma a estructuras tridimensionales de gran escala, a partir de “geometrías simples”, pero cargadas de sentido.

De la maquinaria del desarrollismo que produce objetos creados en serie para su uso cotidiano, y que forman parte del “sistema de las necesidades” que terminamos socializando, cultural e inconscientemente en el capitalismo, reutiliza sus diseños a una gran escala, como el clásico rayador de queso y verduras metálico, que ampliado en sus dimensiones y desestructurado de su forma original, se convierte en una fortaleza agresiva y difícil de derrumbar, como lo es su biombo titulado Paravent (2008), que en francés significa “pantalla”, una estructura de 2 x 3 m. de acero negro que divide el espacio. Jean Baudrillard ha estudiado al sistema de objetos, donde todo debe ser “funcional” y bajo el que debemos estar alineados, como parte de un orden moderno de producción en serie. “Es el sueño de un mundo dominado, de una tecnicidad formalmente consumada al servicio de una comunidad inerte y soñadora”[2] refiriéndose a las sociedades de consumo. Posiblemente podríamos hacer un cruce de cómo la construcción de vallas metálicas que utilizan los estados autoritarios para dividir fronteras, o las que utilizan los cuerpos policiacos para contener multitudes en resistencia, forman parte de una industria de máquinas de guerra, y por lo tanto crean, a su vez, otro sistema de producción automatizada en serie que separa, divide y deshumaniza.

Paravent, 2008 (Biombo)/ Acero negro/ 215 x 302 x 5 cm/ PA 1/1
Cortesía de Mona Hatoum Foundation © Mona Hatoum. Cortesía The Menil
Collection, Houston. Foto: Fredrik Nilsen.

Jacques Ranciére hablaría de las experiencias que propone la artista como una “aventura intelectual” en la que, como “espectadores emancipados nos convertimos en semejantes a otros”; se borra así la frontera entre la artista y quienes miramos; y la que existe también entre individuos y miembros de un cuerpo colectivo. Ante la propuesta de Mona Hatoum nos convertimos en una comunidad de “narradores y traductores” del acto estético, sin tener que ser “doctos”[3] porque sin duda, es difícil mostrarnos ajenos a los referentes en su obra de los mecanismos de control y vigilancia que implementan los sistemas de poder hegemónicos. Dice Ranciére, que bastaría con saber que "somos los actores de nuestra historia para acercarnos al hecho estético". La producción de la artista atravesada por las huellas de su existencia y los feminismos, aborda de manera crítica el racismo y los sistemas de saber-poder coloniales de Occidente mismos que para ella se incrustan y replican en el “microcosmos” de las relaciones sociales.

Desde el mes de abril de este año 2021 se exhibe una retrospectiva de la artista en el Instituto Valenciano de Arte Moderno, en España, y de acuerdo al dossier informativo, se reúnen alrededor de treinta piezas entre esculturas, grandes instalaciones y obra sobre papel realizadas en las últimas dos décadas. El Comisario a cargo es Jose Miguel G. Cortés,y en conferencia expuso algunas de las claves para introducirnos a la obra de Mona Hatoum. Nos refiere que a lo largo de su trayectoria su obra se transformó de ser ella, -cuerpo y sujeto en videos y performances-, a plantear una propuesta artística "más ambigua, paradójica, algunas veces siniestra y poética". Al vivir en este cruce Oriente Medio-Occidente, los mapas para trazar límites entre territorios; las identidades, las violencias y las arquitecturas que pueden derrumbarse literal y simbólicamente, así como las tendencias de odio entre religiones, -hablando de Líbano como “una sociedad multiconfesional”-, son ejes temáticos de su obra artística, que sigue en proceso.

Ver: Conferencia del IVAM a cargo de Jose Miguel G. Cortés, Comisario de la exposición retrospectiva 2021. https://bit.ly/3l2x4XN

Jose Miguel habla de su obra Bunker (2011) una instalación para traer a la memoria, edificios colapsados por la guerra civil en Beirut, veintidós estructuras de acero dulce, “moles negras, dolidas, destruidas” agujereadas como una contra narrativa a la amnesia con su plan de reconversión que insiste en el olvido.

Búnker, 2011/ Veintidós estructuras de acero dulce/ Dimensiones variables. Vista de la instalación en WhiteCube, Londres © Mona Hatoum. Cortesía White Cube. Foto: Hugo Glendinning.


Fuentes:

[1]Entrevista a Mona Hatoum a cargo de la Curadora en Jefe del Museo Nacional de Arte Moderno del Centro Georges Pompidou en París, Fr., Christine Van Assche  a propósito de su retrospectiva en 2015. https://universes.art/en/nafas/articles/2015/mona-hatoum-centre-pompidou

[2] Baudrillard, Jean. El sistema de los objetos, Argentina: Siglo XXI, p.127.

[3] Ranciére, Jacques. El espectador emancipado, Argentina: Ediciones Manantial, 2008.

Fotografías tomadas del dossier de prensa de la retrospectiva de Mona Hatoum 2021, del Instituto Valenciano de Arte Moderno, https://www.ivam.es/wp-content/uploads/Dosier-Mona-Hatoum-CAST-V3-13-4-21.pdf



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